El enemigo de la creación

El prado de Proserpina



Creación.
¿Crear para mostrar, para adoctrinar, enseñar, mostrarse, convencer, convencerse, descubrir, descubrirse, buscar, encontrar, explorar, emular, recordar, para no olvidar u olvidarse...?

No, crear es frotar las manos vacías y hacer surgir lo que antes no estaba; es embellecer los pensamientos y los sentimientos y ornamentar el vació de los silencios.


En medio del vacío y del caos surge una idea, una palabra, un color que no estaba, algo que complementa, que no estorba, que suma y no resta...

 Y viene entonces un artista más consumado, mucho más consumido, y juzga la idoneidad de la elección, la oportunidad, el tono, el color la densidad, el sentido y el sinsentido y descarnada y juzgada quedan  creación y creador...

Error, inoperancia, tambor de la inconsciencia, deshecho de la creación!!!

Si creas no sufras y goza...
 Crea y crea y hazlo sin parar 
porque el valor del arte reside en tu suma 
y no en quien tan bien ha aprendido
 a restar.

¿Para qué, señor, para qué crear y crear? 

Pues puede que para disfrutar, no para ser, no para mejorar, no para parecer ni para ganar. El ejercicio del verdadero artista es tan sólo crear por crear, sin querer ser menos, sin querer ser más, sin querer ser, sino ilusionado en manar sonrisa y llanto, queriendo ser madre que pare hijos nuevos que buscan su sitio sin volver la vista ni regresar.


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