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"Calma y Tempestad", de Amparo Muñoz Rocha

Esse Imaginaria






Estaba yo pasando unos días extraños, una etapa de esas en las que no te importa echarlo todo por la borda, en las que haces cosas que de entrada sabes que te superan, cuando sumergida en esta vorágine vino de improviso a mis manos el primer poemario de mi querida amiga, guía y poeta Amparo Muñoz Rocha para poner cada cosa en su sitio, tal como lo hace un buen verso... 

Calma y Tempestad

Siendo este su tercer libro no me parecía que fuese su primer poemario porque toda ella es una poesía, lo que dice y lo que hace, lo que imagina y lo que cristaliza en sus letras...
No sabía que fuese su plan esta increíble obra y de repente está aquí, entre mis manos, y sus letras se adentran en mi alma una a una tal como el agua fresca y pura. 
Gracias, Amparo, no merezco tus licencias pero las guardo como joyas.

Calma y Tempestad se titula este magnífico poemario, y tal como llega levanta calma en medio de las tempestades y apacigua el alma. Una obra entrañable y hermosa que no puede dejar a nadie indiferente, porque eso es lo único que Amparo no puede...

Foto: Amparo Muñoz Rocha

Aquí os  dejo el magnífico prólogo de Calma y Tempestad, autoría de Javier Barba Garzón, quien  presenta y define a la perfección esta obra insustituible e indispensable:

Obra completa de Amparo Muñoz Rocha

Conocí a Amparo Muñoz Rocha una mañana de marzo de hace ya casi tres años gracias al milagro de la virtualidad y a su (nuestra) voluntad de establecer lazos entre personas que creían (creen) en la poesía como una forma de derrochar vida, de compartir sentimientos y sensaciones que no le caben dentro de tan poderosos, de tan ávidos de inmortalizarse, muy a pesar de que ella sabe, cree, afirma, que la vida va más allá de nuestra biografía. En mi caso buscaba a alguien que descifrara mis complejidades, y ella me abrió los brazos y los ojos desde el ángulo menos obtuso de la comprensión humana: la simplicidad, el retorno a la esencia más primitiva del ser humano. No habría podido hacerlo de diferente modo. Así es su poesía, un retorno, una metamorfosis, casi, a lo esencial.

De esta manera conocí a la poetisa, sin menospreciar claro, a la narradora que sobradamente demuestra con Nina y sus pequeños relatos. Pero conocer a la poetisa, es llegar a la esencia misma de lo que ella busca con la poesía: reducirse a la mínima expresión para comprenderse y ser comprendida, mostrar su yo más intenso reducido a unos versos hermosos: ésa es la poetisa, así en femenino, con toda la carga de femineidad (no feminista) que pueda acarrear la elección del término, porque en la poetisa reside la Verdad, y la Verdad está en La Naturaleza, porque a La Tierra pertenecemos y a ella volveremos, a esa Tierra Madre a la que le debe todo, y con la que se funde en sus múltiples huidas del ser humano, convirtiéndose en ave, roca, charco, qué importa, ella es un todo dividido en mínimos fragmentos de los cuatro elementos, y a Ella, la Tierra Madre, a veces como humana, le rinde respeto por todo lo que le debe, o entona un mea culpa en nombre de todos nosotros, por apretarle el cinturón hasta ahogarla, ¿y qué sería de la poetisa con una Tierra ahogada si no pudiera volver a Ella?

Y aun así el tema por excelencia de la poesía de Amparo no es la Tierra, ni los cuatro elementos, sino el amor. El amor es su experiencia casi intangible en esta vida suya tangible. De esta experiencia a veces sale herida, a veces gloriosa vencedora, siempre reivindicándose, para volver siempre al origen, a un vientre en femenino, donde siempre habita el origen de las cosas. El amor en todas sus expresiones se nos presenta abstracto, como carente de forma, y en la poesía misma, asistimos al acto de vestirlo, de darle forma y colores, como en un retorno a esa imagen suya en la que la vemos de espalda, pintando a brochazos rápidos ese amor que se le ha metido en algún recoveco de su cuerpo, y ahora su misiva es concretarlo: qué es, cómo es, a qué sabe, a jugo de moras, a vino, a savia, la poetisa es árbol que se adentra en las raíces de la inmortalidad, y que se autoalimenta con esa savia tan natural, repartida a través de sus vasos liberianos que tienen la forma de un poema. La poetisa se siente atrapada ante un tú que no siempre la ama como debe amarla, y se queda atrapada en un espacio artificial: me cae el aceite hirviendo, resbala por las paredes de tu fortaleza. El amor contrapuesto: yo frente al olvidaste buscarme. El amor mal entendido desde el principio: lo primero que me enseñaste fue a anhelarte. El amor nuevo, casi de adolescente que urge y desespera: a ti, sí, ahora, hoy, ya. El amor que primero ilusiona, luego miente, decepciona hasta convertirla en una diminuta mancha, la arruga de una prenda que se queda despierta, con los ojos muy abiertos hasta que le salgan alas y retome el vuelo, su siguiente viaje que la vuelva a llevar, por supuesto y siempre, a La Tierra, al origen. El amor que animaliza, casi siempre en un ave que le permita ver los desamores con distancia, y la objetividad que el mundo le permita.

Saboréala, tócala, mírala, escucha cómo canta, huele ese perfume tan de mujer y tan de tierra, porque ésa es su poesía: un vuelo rápido e intenso por lo tangible para explicar la experiencia de vivir, un desesperado vuelo de paracaidista que intenta dejar huella en esta vida, consciente de que allá en la otra, cambiarán las reglas del juego. Su huella no será una hazaña, ni un viaje a la luna, su huella será el lazo con los demás seres humanos, la mano que te tiende, el abrazo que te ofrece, su desesperado intento de decirse no estoy sola, somos más, su convencimiento siempre de que no estás solo, estás con Ella.

Javier Barba Garzón.

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Felicidades, amiga!!!



Todo por nada...



Hola amigos, el otro día una gran amiga me hizo partícipe de lo más grande en su vida...me emocioné hasta tal punto de no poder darle la opinión que me pedía...Ella había escrito una carta con sus más sinceros sentimientos, una carta a su hijo...



Aquel texto estaba lleno de abrazos y llantos de miedo y felicidad, de incertidumbres y esos atracos al alma que la vida nos hace a cada paso, atracos a mano armada al corazón más desarmado...Hablaba de sus ilusiones más honestas y desprendidas, la ilusión de ser madre, de dar vida, de apoyarle y abrazarle hasta en lo imposible, entender lo inentendible, aceptar los errores inaceptables con amores inconcebibles, de querer y querer y temer y temer y querer aún más de lo imposible.


Mi querida amiga, quería, en un acto del que da después de ya haberlo dado todo, dar una explicación del porqué de su amor...del porqué del amor más inexplicable de todos los amores más inexplicables...
Todo por nada...no es posible.


Yo quise que tu existieras, 
y tuve miedo por ti,
yo quise ayudarte a existir,
 y temí que no pudieras...
Que la felicidad tuvieras,
quise abrazarte sin fin,
que volaras sin mí,
sobre cielos emborronados,
sobre errores perdonados,
sobre mis hombros de puro añil.







La cuenta...





Hoy ha sido un día de los que se acaban antes de empezar, es más, llegado este momento quisiera no haberlo comenzado, pero vivir es a veces una inercia irresistible, como un tren sin rumbo, sin vías, y sin destino prefijado.
 Poe, Dante, las elucubraciones de una amiga sobre la violencia, y de otra sobre algún hijo que pillaron robando; con un cuchillo amenazaba la vida de un vecino como si en la vida no hubiese otro camino para lograrlo. Lágrimas, pena, decepciones...
llanto.



Miedo e incertidumbre, alrededor,  incertidumbre y miedo, y sonrisas de labios endurecidos, de ojos esquivos y de más miedo.
Árboles de gruesa corteza, de preguntas sin respuesta,  preguntas sin respuesta, y más miedo; sobrevienen mil preguntas sin respuesta.
¿Es este camino de la vida una decepción?
¿una alegría? ¿un llanto? 
Acaso lo sepamos al final cuando después de intentarlo una y otra vez coloquemos todos los resultados y veamos al fin la cantidad que ha resultado.