Se abren los cielos




Y se abren los cielos
 pariendo luces nuevas y trinos nuevos.

 Se abren los cielos de par en par, 
aleteando atardeceres rojos
 e insinuando futuros imperfectos... 
Los horizontes llaman con voz de viento,
 reclamando su hora y tu sino 
bien asentado sobre ellos...


Consuelo Parra

Atiende pues, 
levanta la mirada bien alta 
sobre las águilas poderosas y sus regios vuelos. 
 Atiende a la llamada de las rosas
 y a  la fugaz fragilidad del aroma de los  azahares, 
blancura tierna que embriagar pudiera
 los pechos más fieros.

Levanta tu mentón oblicuo bien alto y sincero,
 y no temas lo que ha de pasar,
 porque lo que ha de pasar pasará
 y es la irrevocable pasión de lo nuevo...

La primavera se sobreviene
 preñada de luz y de guiños nuevos,
 de flores recién nacidas
 que huelen a desordenado milagro
 y futuro perfecto.

Y ha de acabarse todo lo yerto. 
Acabarme deberé yo mismo
 como terminarse deberá el rastrojo ya seco;
 mas aun no será posible descansar estos huesos,
 pues los cielos reclaman estas alas doloridas 
recontando de nuevo su azul cobalto
de aroma a enebro.